Durante un paseo que se prolongó durante más de tres horas no pudo escucharse en ningún momento el famoso grito infantil “¡Me aburro! Y no sería por falta de infantes.

El día 8 de noviembre se celebró en la dehesa de Los Pajares de Santibáñez el Alto, Bien de Interés Cultural etnográfico, la primera ruta de geocaching que reunión a 30 adultos y 20 niños a la búsqueda de los diez tesoros escondidos en el paisaje.

La aventurera más joven contaba con apenas tres años de edad y lo pasó tan rematadamente bien como el adulto más veterano.

Divididos en grupos de 25 personas y pertrechados con aparatos de GPS los participantes fueron siguiendo las coordenadas que les indicaba el localizador y, cuando así hizo falta, las indicaciones de los guías acompañantes.

Aventureros procedentes de la Sierra de Gata pero también de Coria, Cáceres, Plasencia y la lejana Badajoz se sumaron a esta experiencia que convierte el paseo en un mundo de aventuras.

El juego es muy sencillo e ideal para grupos familiares, porque convierte el paseo en un divertido juego colectivo al aire libre. Sólo hace falta disponer de algún sistema de GPS en el móvil o bajarte una de las aplicaciones geocaching disponibles en las tiendas de iPhone y Android.

Según los datos oficiales que maneja la organización mundial de geocacher, en el mundo practican este forma de conocer el planeta y sus rincones seis millones de personas que juegan a encontrar cerca de tres millones de pistas escondidas.

Los participantes pudieron conocer de primera mano la fascinante historia de Santibáñez El Alto y el barrio agroganadero de La Calzada. Los Pajares de Santibáñez el Alto, como popularmente se conoce el barrio de La Calzada, quizá sea uno de los lugares más embriagadores del mundo. Actualmente en uso, el barrio de la Calzada santibañejo reúne cuatro centenares de construcciones en piedra seca para aperos y animales. Cada edificación está rodeada por un muro también en piedra seca, que deja en su interior una piedra para herrar y un acebuche o dos, de entre 500 y 600 años de edad, que servían, y sirven, para dar sombra a los animales.  Declarado en 2010  Bien de Interés Cultural en la categoría de conjunto etnográfico, caballos y vacas pastan en sus finas hierbas y beben de sus dos arroyos y del abrevadero situado frente al pantano.  El conjunto, de 27 hectáreas, mayor que el tan empinado casco urbano de Santibáñez el Alto,  pertenece al espacio protegido Reserva Biológica del Borbollón.